El contrabando de tabaco dificulta el Tratado sobre Gibraltar

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Para derribar la Verja que separa España del Peñón hay que armonizar el precio a ambos lados en La agresión a dos aduaneros pone de relieve el problema.

A uno le partieron la cara de una pedrada y al otro, la nariz. La agresión a dos agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera de España en una playa de Gibraltar el pasado jueves ha expuesto uno de los problemas de fondo que hay con la colonia británica: el contrabando de tabaco y todo lo que conlleva.

Primero, un problema de violencia, el derivado de las bandas de traficantes que operan en Algeciras con la mercancía almacenada en Gibraltar; segundo, el del lucro que el Peñón obtiene de los aranceles del tabaco que importa y que luego se vende en parte de forma ilegal en la Península a un precio más bajo. Este es uno de los puntos que se trata de abordar en las negociaciones para un Tratado sobre el encaje de Gibraltar en Europatras el Brexit. Se habla de la posibilidad de limitar la diferencia de precio a un máximo del 26% más barato en Gibraltar y de dar un plazo (se especula con 25 años) para que los precios terminen siendo similares a ambos lados; todo, según fuentes aduaneras españolas.

Para comprender el problema de fondo hay que seguir el rastro de las lucrativas cajetillas de tabaco. Gibraltar las importa a precio de coste de países como Chipre o Luxemburgo, entre otros. Decenas de millones de cajas cada año. Entran de forma legal y controlada por la Verja, pero también a través del puerto de Gibraltar, sin que España sepa qué cantidad.

En ese proceso, Gibraltar cobra unos impuestos, que dejan en sus arcas públicas centenares de millones de euros, según estimaciones de fuentes españolas (Gibraltar no hace pública esa cifra). Una pequeña parte de ese tabaco importado es para el consumo de los propios «llanitos» (32.000 personas) y para los turistas y población flotante (del orden de 15.000 personas más cada día).

¿Dónde va el resto? El año pasado entraron 26 millones de cajetillas solo por la Verja. Demasiado para el consumo local, alega España.

Según el relato de las fuentes aduaneras, el grueso vuelve a España, ya en forma de contrabando a un precio mayor, pero aún así más barato que en la Península. Las cajas se almacenan en el Peñón y, de noche, son introducidas en las playas de la Bahía de Algeciras, aledañas al Peñón. La llevan traficantes que conducen lanchas motoras a toda velocidad, para evitar a las patrulleras españolas. Unas 20 cajas por lancha cada noche, 10.000 paquetes de tabaco, según Aduanas.

Fuentes aduaneras hablan de nueve neumáticas que trabajan todas las noches de forma coordinada Una vez en Cádiz, la recogen jóvenes que pueden recibir 300 euros cada noche de trabajo y se almacenan en las llamadas «guarderías» (por ser el lugar donde se guardan), antes de venderlas en España.

Son esos traficantes los que apedrearon a los tripulantes de la lancha del Servicio de Vigilancia Aduanera la semana pasada en la playa Eastern Beach de Gibraltar, después de que encallaran allí en plena persecución. En un vídeo en el que quedaron registrados los hechos, se veía dos lanchas neumáticas en la arena de la playa: una blanca, de los traficantes; otra negra, una del Servicio de Vigilancia Aduanera español, que la perseguía. Falló el motor de la neumática española, y el viento de
levante más la inercia de la carrera la empujó hacia la playa del lado gibraltareño. Los agentes españoles quedaron atrapados y expuestos a la ira de la turba de traficantes, que les atacaron con una lluvia de piedras mientras aprovechaban para recu
perar todas las cajas de tabaco aprehendidas. La agresión contra los agentes ha quedado impune, porque los cuatro agentes de la Policía Real y de la Aduana de Gibraltar que se acercaron al lugar del incidente no realizaron detención alguna. Según la versión Gibraltareña, se vieron sobrepasados por «unas 25 personas» y, además, iban desarmados.

Reino Unido y la Unión Europea llevan cerca de dos años y 12 rondas de negociación para tratar de evitar un «Gibrexit» duro (que terminaría con España y la UE imponiendo una «frontera dura» con Gibraltar al tráfico de personas y mercancías) y, en su lugar, derribar la Verja de separación y crear una zona de continuidad entre Campo de Gibraltar y Gibraltar, un área «de prosperidad compartida».

Fuentes: El Periódico de España

 

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